martes, 3 de marzo de 2015

Ernesto Rutto Piano, un corazón italiano que palpitó en Maicao

En la década de los años cincuenta Maicao era un pueblo que crecía de manera impetuosa: se abrían nuevos establecimientos comerciales,  se construía el parque principal y se producía un gran intercambio comercial con otros pueblos de Colombia y de Venezuela.  

También fue una época en que
arribaron ciudadanos extranjeros, la mayoría de ellos de origen árabe.  Por esa época también se instaló en la frontera una pequeña colonia italiana conformada por los sacerdotes  capuchinos vinculados a la iglesia San José y un artesano que llegó con la empresa que hizo remodelaciones al internado de Nazareth y a la alcaldía municipal.

Este artesano respondía al nombre de Ernesto Rutto Piano y prestaba sus servicios a la comunidad en diferentes áreas: mecánica, soldadura, arreglo de puertas y ventanas, instalación de redes domiciliarias del acueducto, transporte de materiales, mudanzas, etc. 

e instaló en la calle 10, al lado de Telecom y junto a su socio Egidio Cotes fundó uno de los más conocidos talleres de herrería de La Guajira.   

Era frecuente verlo arreglando el complicado sistema de las puertas de los almacenes o instalando una tubería de acueducto, o reparando un carro al que siempre dejaba como nuevo. A su cargo estuvo el ensamblaje del primer parque infantil, ubicado en la calle 15 entre careras 12 y13, así como el entechado del pabellón de carnes del mercado público.  

Sus horas libres las dedicaba a largas y agradables tertulias en la puerta de su casa taller. 

En ellas participaban los sacerdotes italianos y una buena cantidad de amigos y vecinos comerciantes entre ellos los Issa, Hanni, Peláez y Pérez.  

También era un lector consumado desde su juventud cuando pasaba los duros inviernos del norte de Italia en su habitación leyendo a Dante en Italiano, a Shakespeare en Inglés, a Dumas en francés y a Cervantes en español.

El buen artesano nació en Sala Monferrato, pequeño pueblo de la provincia de Alessandria, en la región de Piamonte, en Italia en donde desde muy niño se dedicó al cultivo de la vid y a la fabricación del vino, actividad económica de la que dependía la familia.  A los 17 años fue reclutado por el ejército de Mussolini contra su voluntad y luego desertó para vincularse a las brigadas populares que luchaban para deponer al dictador.

En 1.954 viajó desde su país hasta Argentina, a bordo del barco Génova , después de trabajar algún tiempo en ese país, en La Paz(Bolivia) y en Bogotá, llegó a La Guajira. 

En 1960 unió su vida a Isnelda Martínez Calderón, natural de Riohacha y de ella nacieron sus cuatro hijos: Alejandro Víctor, Rosalía y Luisa.

Vivió unos pocos años en el Centro y luego se trasladó al Barrio San Martín, cerca del Aeropuerto, en donde falleció el 30 de abril del 2003. Ese día se apagó la existencia terrenal, pero no el corazón de un italiano que palpitaba en Maicao.


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